Sevilla-Real Madrid

El peligro de defender cada vez mejor

Kike Salas trata de encimar a Brahim ante Sow y Soumaré.

Kike Salas trata de encimar a Brahim ante Sow y Soumaré. / Europa Press

El Sevilla es un equipo que está creciendo desde la defensa. Así está planteando Quique la mejoría que necesitaba este grupo que no era ni carne ni pescado y en esa asignatura hay que decir que los avances han sido increíbles. El equipo llega hasta a sentirse cómodo defendiendo. Se vio en Valencia y se vio ante el Madrid durante muchos minutos, pero eso acaba siendo una señal de empeñecimiento, que conlleva un peaje demasiado alto, comprar todas las papeletas para acabar perdiendo y ampararse en un esfuerzo titánico, tanto físico como psíquico por el altísimo nivel de concentración que exige, que acaba pasando factura.

En el Bernabéu, donde renunció a tener un mínimo de profundidad con balón, llegó a defender bien, tapando todos los huecos posibles con esa zaga de cinco y el trío de centrocampistas por delante. Pero también fue hundiéndose poco a poco. Y de defender en tres cuartos en la primera parte pasó a acabar metido en el área chica a dos metros de Nyland.

Defensa

La situación híbrida de Ocampos entre quinto defensa o extremo está siempre al borde del error, pues deja en una decisión de un futbolista algo importante en el funcionamiento del sistema defensivo como es saltar o no a un lateral que conduce. Si el argentino salía a fijar a Lucas Vázquez desprotegía el costado izquierdo de la defensa y un extremo muy abierto del Madrid podía recibir sin oposición (Brahim o Valverde), obligando a bascular a toda la defensa o a Kike Salas a dejar un hueco entre centrales. Esa duda, sujeta al único criterio de Ocampos según la altura del avance del rival y otras variables, la aprovechó el Real Madrid.

Pero donde sucumbió el equipo de Quique fue en que fue cediendo y cediendo terreno hasta entregarse. La jugada del gol de Modric fue una caída de un despeje a zona donde el Sevilla ya no tenía efectivos, pues éstos defendían cada vez más atrás.

Ataque

No hubo profundidad. En las contadas ocasiones en las que el Sevilla pudo trenzar juego en campo rival se quedaba anclado en la línea de tres cuartos. A partir de ahí no avanzaba más. Los laterales no se desdoblaban y los delanteros no picaban. Primaba el desmarque de apoyo al de ruptura. Sólo en algún contraataque (alguno además montado por Nyland) hubo algo de verticalidad. Todo eso le facilitó mucho las cosas a la defensa del Real Madrid, que pocas veces la encontrará el Sevilla tan mermada como ayer. Pero ni así fue exigida por los de Quique.

Otro gran problema fue la escasa posesión. El balón le duraba muy poco y pasó demasiado tiempo corriendo tras el rival.

Virtudes

La verticalidad de Isaac y el orgullo de Kike Salas.

Talón de Aquiles

Los daños colaterales de los que ya se avisó: gran desgaste físico sin balón y dos bajas por sanción (Sow y Ocampos) y posible por lesión de Kike Salas.

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