La lluvia en Sevilla

'Feminism washing'

También existe un 'feminism whasing', un compromiso con la igualdad que no es más que humo

No nos acercamos a marzo, marzo se acerca a nos, esa es la sensación. Lo veo venir de forma precoz en las cosas que cambian -la luz, la brisa, en todo lo que brota…, también en el ánimo de la gente-. Hay un espíritu preparatorio. Los meses de cobijo preparan este desperezo, que ya principia. Oteo las semanas que vienen y en ellas encuentro a mujeres que suben y bajan de unas escaleritas, cuelgan cosas, disponen otras, quedan para contarse y repartirse la tarea, proyectan, piensan juntas. A veces, les cuesta hacer un claro en el tiempo para coincidir: cuánto aprieta la cadena del reloj. Aun así. Se está cociendo el 8-M.

La arquitecta Reyes Gallegos prepara el broche de la exposición Ellas en la ciudad; La Giganta ultima la Feria del Libro Feminista de Sevilla. Sé de ensayos y, hoy mismo, se presenta el cartel del 8M. La escritora Laura Casielles convoca a las autoras de la peli Se dice poeta, de Sofía Castañón, para que, nueve años después de aquel documental, nos sentemos a hablar de lo que se ha avanzado y de lo que queda por aprender, apreciar y remediar. Una amiga prepara para el cole de sus niños un encuentro con mujeres de diversas disciplinas científicas, culturales, artísticas…, que muestren con su historia y su presencia que mujeres de diversas extracciones, de pueblos y periferias, a pesar de los prejuicios y las rémoras impuestas en esta sociedad, reclamamos -qué menos- nuestro sitio para ser lo que somos.

Hay dos elementos que, a mis ojos, lucen más que nunca ahora, que se acerca este 8M. El primero me lo comentaba una compañera, mientras hablábamos por teléfono: "Al final, este 8M no haremos huelga: trabajaremos el doble". Es verdad, una verdad paradójica y de género. "La huelga -le respondía- no pueden permitírsela la mayoría de mujeres. Incluso sé de profesionales que en su empresa (esas empresas tan eco-friendly y comprometidas de boquilla con nosecuantitos) acabaron sufriendo "en diferido" las consecuencias de hacerla. Lo mismo que existe el greenwhasing, hipocresía verde para seguir vendiendo, existe el feminism whasing, un compromiso con la igualdad que no es más que humo, en el mejor de los casos. El segundo elemento es una buena noticia: 8M va siendo, poquito a poco, todo el año. Al fin hay otra mirada, que nos hace entender que hemos sufrido un machismo miope y de vista cansada, instaurado como visión correcta, que impedía ver a las mujeres, ni de cerca ni de lejos. Habrá quien siga aullándole a la Luna -que qué quieren estas tías, que ni machismo ni feminismo, que si chiringuitos a tontas y locas…-. Mientras, la Luna, sigue a lo suyo, a lo nuestro. Alumbrando la noche, de paso…

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