La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

España es un MacGuffin

España es para Sánchez el MacGuffin que le permite escribir su relato lleno de eficaces golpes de efecto

Hace demasiados años asistí en Roma a una conferencia de Ernest Lehman, guionista de Con la muerte en los talones, en un congreso internacional sobre Hitchcock. Explicó el gran guionista como desde el propio título original –North by Northwest, un punto cardinal que no existe– de lo que se trataba era de estirar los tópicos del cine de acción y de espías hasta la mayor y más absurda inverosimilitud, logrando que al espectador le resultara verosímil. Y también llevar lo más lejos posible el MacGuffin, como Hitch llamaba a la excusa que desencadena una acción. Y logró ambas cosas.

La escritura del guión, contó Lehman en su conferencia, le obligó a dar un salto en el vacío tras otro y desarrollar una escena sin sentido tras otra logrando que el espectador las siguiera con interés otorgándole una lógica de la que carecía, rellenando los vacíos como informaciones retenidas que al final se desvelarán su sentido y otorgando credibilidad –gracias a la perfección de la puesta en imagen– a lo más disparatado. Es el caso famoso de la absurda escena del avión que fue una idea del director. Si habitualmente –contó Hitchcock a Truffaut– el escenario de una trampa mortal es “una noche oscura en una plazuela” en la que “la víctima espera, de pie en el círculo luminoso de un farol (...), yo me hice la siguiente pregunta: ¿qué sería lo contrario de esta escena? ¡Una llanura desierta, a pleno sol!”. Y fue mucho más lejos escogiendo como arma asesina una avioneta fumigadora de la que Grant huye a través de un maizal. Y el público se lo creyó siguiendo este disparate con el ánimo suspendido. Con razón Hitchcock dijo después: “Mi mejor MacGuffin –y, por mejor, quiero decir el más vacío, el más inexistente, el más irrisorio– es el de North by Northwest”.

Lo recordé estos días del MacGuffin de la reflexión presidencial. Las palabras con las que Hitch describe el pretexto del que nació su maravillosa película –vacío, inexistente, irrisorio– definen bien tanto lo que hemos vivido como al personaje que lo ha interpretado (aunque el grito que salió de la Moncloa durante su comparecencia cuando anunció que seguía tenía más de casa de Norman Bates que de Con la muerte en los talones).

España es para Sánchez el MacGuffin que le permite escribir su guión lleno de golpes de efecto absurdos, pero eficaces para su personaje de dolido y firme héroe que muestra al mundo como se defiende la democracia.

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